miércoles, 26 de agosto de 2009

Visitas habituales


Hace instantes que te fuiste
Segundos
Algún minuto quizá.
Tenías cosas que hacer allá en la ciudad.
Y yo aquí dentro de mí, ya la siento llegar.
Vos te fuiste por la puerta delantera y ella asomó por la de atrás.
Vino nada despacito y no paró de avanzar.
Veo su oscura silueta, hacia mí caminar
Es momento para mí, de dejarla pasar. Ella y yo sabemos bien, que no me puedo negar.
Ya oprimido tengo el pecho, fuerza hago al tragar.
Ya estoy mirando el piso resignado, escucho el viento silbar.
Otra vez me dice cosas, que no quiero escuchar.
Otra vez se mete en pensamientos, que no quisiera tocar.
A veces es tan silenciosa, que no me para de hablar; tiene esa gran habilidad, para hacerme llorar.
Sé que la tendré de compañera, por un par de días más.
Hasta que sienta tu voz, avisando tú llegar.
Es en ese momento, que actuará igual una vez más
Cuando tú entres por el frente, ella se perderá por detrás.

Te lo cuento de esta manera. Que éstas cosas me suceden cuando te vas.
Y se da una vuelta por mi vida
La soledad.


martes, 25 de agosto de 2009

Algunas cosas que me quiero llevar


En un bolsillo o bolsa de los recuerdos. En el corazón o en mis temores. En envase de vidrio o en caja de cartón, éstas son algunas cosas que me quiero llevar:

El canto del gallo.
El dormir del los chanchos.
El olor de los montes.
La paciencia de los montes.
El misterio de los montes.
La risa de Román.
Un calmo atardecer de otoño.
Un intenso resplandor del sol pegando en el mar.
La alegría de los perros a la hora de pasear.
Un viaje por alguna ruta del mundo llena de montañas.
El color del maíz.
Un tibio amanecer de primavera.
Alguna triste melodía.
Alguna copiosa lluvia de verano.
El fuego ardiendo en la estufa…
… y el sueño de algún animal.

Éstas son algunas cosas, que en caso de ser posible, cuando tenga que partir, conmigo me quiero llevar.

domingo, 23 de agosto de 2009

Princesas


No soy ningún príncipe ni cosa que se le parezca
Más bien soy un tipo bien común
Que tuvo la dicha de privilegiado príncipe.
Pasa que mucho hoy me orgullece saber
Que se me pasan los días y se me pasa la vida
Junto a dos Princesas.

sábado, 22 de agosto de 2009

Acuerdos de espacio


Bien, hagamos un trato
A ver que te parece

No es mi casa ni es la tuya
Es de los dos

Mañana a la misma hora de siempre paso por acá
Vos bajás del entretecho y me contás

Pensalo
Chau

Almacén Rodante

Estos cuatro tomates y estas mandarinas me las llevo.

También dame dos postres, de esos que con estufa leña prendida y buena compañía se saborean mejor, entre risas comenté.

Si, el vino también, apoyalo en el piso mientras cargo el resto.

Pan? …mmm no gracias, ya tengo.

 

Te pagué, me hiciste un chiste que no entendí. Cerraste las puertas de tu camioneta saludando y te fuiste.

 

Me volví y cerré la portera, y camino a casa te volví a ver en la loma que da a la casa del panadero. Rapidito ibas, por los caminos de estos solitarios campos.

 

Los instantes que estuviste ofreciéndome tus productos y contándome acerca de las últimas lluvias, fueron para mi, siglos de estar acompañado.

Contame Princesa


Contame Princesa, contame cuál es tu secreto para disfrutar así de dormir todo el día, de quedar tiradita en esa cama o debajo de algún tronco caído y pasarte en el mundo de los sueños, de tus sueños.

Revelame el secreto.

Enseñame Princesa, enseñame a cazar mi comida y llevame a tomar agua a las cañadas del mundo para satisfacer mis necesidades. Enseñame y revelame tus secretos de cómo hacer para dejar que el tiempo pase sin tener que hacerlo pasar.

Ayudame Princesa, ayudame a entender que el mundo no es de nadie, que el mundo es de todos.

Te pido esto Princesa porque soy humano
Y soy complejo muy complejo
Y esto Princesita
Nos está matando a todos.

Inviernos.


Lo mejor de mis inviernos está en la estufa a leña.

Chiquito

Quieto chiquito! Tranquilo chiquito! Vos naciste para esto chiquito! Le susurraba al oído con voz temblorosa Ramón, mientras le abría la yugular con afilado cuchillo, sujetándolo de las patitas delanteras con su mano derecha.

Los desesperados gritos de inmediato cesaron, y la intensa lucha por seguir en pie se ahogó junto al charco de sangre que se dibujó en el suelo.
En ese instante el burbujeo del agua hirviendo volvió a escucharse, fue lo único que se escuchó. Lo demás, fue todo un profundo silencio. Incluso el viento se había callado, extrañamente, como pocas veces se calla el viento.

Esa misma noche, entre preguntas con pocas respuestas y un ansioso apetito, comimos lechón.

Tardes de Invierno

Que pensarás Princesa
Cuando pasás horas sentadita mirando el fuego arder
Y sobre que asuntos comentarán la Bataraza y la Abuela
En estas cortas tardes de invierno.

Contame, Tero.

Pena que en la escuela no me enseñaron el idioma de las aves… hace días que le quiero preguntar a ese viejo tero si fue feliz criando a sus pichones.
Y que piensa de esta vida.
Y también con que sueña en estas noches.
Y también quiero preguntarle si él como yo, tiene pesadillas.

viernes, 21 de agosto de 2009

De soledad.

Cuando el viento sopla fuerte del Norte
Y me alejo de casa
Y me encuentro en el bajo o en el monte juntando alguna rama o deschalando maíz
En esos momentos
Que solo me siento.

De caos y tontas razones.

De una catástrofe caótica
De angustia y desesperación
De urgencia y ansiedad
De muertos, heridos y sobrevivientes
Fui cómplice esta tarde
Cuando por andar enojado por alguna tonta razón
Patié un hormiguero.

Me lo dijo un Mamboretá


Me lo dijo un Mamboretá… ahí mismo, donde termina el angosto trillo y se encontraba aquel seco y caído ciprés.

Me lo dijo entre risas y más risas. Me lo dijo al oído y un poco a los gritos.

Yo andaba en busca de huevos de pavas, se me había comentado que andaban por allí.

Y él me dijo que no entendía, que no entendía que pasaba con los hombres del mundo.
Que no entendía acerca del odio y del amor, que no entendía tampoco del placer y del dolor… que nada sabía acerca de deseos y frustraciones, ni mucho menos de miserias y riquezas…

Y reía…

Le pregunté por qué reía.
Porque hay un calentito sol me contestó.

Y rió.

Y yo le dije a él, con algo de vergüenza y un poco de arrogancia también: no sabés nada de la vida, de la vida de los hombres… y me fui.. y me fui muy confundido, algo triste y enojado… y sin huevos también.