Estos cuatro tomates y estas mandarinas me las llevo.
También dame dos postres, de esos que con estufa leña prendida y buena compañía se saborean mejor, entre risas comenté.
Si, el vino también, apoyalo en el piso mientras cargo el resto.
Pan? …mmm no gracias, ya tengo.
Te pagué, me hiciste un chiste que no entendí. Cerraste las puertas de tu camioneta saludando y te fuiste.
Me volví y cerré la portera, y camino a casa te volví a ver en la loma que da a la casa del panadero. Rapidito ibas, por los caminos de estos solitarios campos.
Los instantes que estuviste ofreciéndome tus productos y contándome acerca de las últimas lluvias, fueron para mi, siglos de estar acompañado.

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